Fernando Lugo: Noticias de Curas Pederastas-VII
Hay consternación y repudio en San Benito por la detención del cura acusado de violación.
El sacerdote, José Mamani Ochoa (48), párroco de ese municipio por una década, fue encarcelado ayer en la prisión de San Sebastián bajo los cargos de violación de tres niños, abuso deshonesto y trata de personas por la guarda ilegal de 16 varones que tenían entre siete y 18 años.
El acusado escuchó imperturbable la orden de la jueza Sonia Coca de enviarlo a la cárcel. Su semblante rígido sólo cambió cuando intervino la Defensoría de la Niñez y Adolescencia de Cercado y reveló que el sacerdote abusó de un joven. Ante el relato el cura atinó a persignarse, después volvió a aislarse, dejando que sus tres abogados hablen por él.
Aunque el párroco dejó San Benito el 2 de febrero su ausencia aún despierta controversia en el pueblo del valle alto. Hay opiniones divididas. Unos aún están incrédulos y otros desprecian los vejámenes exigiendo que caiga todo el peso de la ley sobre el supuesto pederasta.
Se resisten a aceptar que la iglesia hecha en 1930 y su casa parroquial fueran escenario de abusos sexuales y sirvieran como un internado improvisado, que funcionó a espaldas del Arzobispado y de la Defensoría de la niñez en San Benito, esta última ubicada a unos pasos de la casa del cura.
Entre quienes lamentan que el Arzobispado haya echado al cura primero de San Benito y después de Itapaya están las floristas. Echan de menos las seis misas diarias que solía celebrar José Mamani Ochoa. “Venía harta feligresía a las misas, ahora ya no hay gente”, contó una joven de San Benito.
Hasta las vivanderas hablan con nostalgia del pasado, cuando era un secreto o no se sabía que el cura abusaba de los niños. Una de ellas recordó que tenía que hacer hasta siete pollos para los comensales que venían a escuchar la misa. Ahora no puede vender ni siquiera dos.
Aunque hay un párroco nuevo, la gente aún no se acostumbra y hay quienes extrañan la intensa vida social que llevaba el padre.
“Iba a todos los matrimonios, acompañado con los niños. Se emborrachaba”, contó un colegial. Mientras que en la audiencia que definió su detención preventiva se reveló que después de las misas y matrimonios “acostumbraba compartir bebidas alcohólicas hasta estar ebrio y necesitar la ayuda de una familiar (hermana) para llegar a su cuarto”, argumentó la jueza Coca.
“Cuando no hacían lo que les decía, los castigaba, hacía reventar cinturones”, dijo el mismo joven. Él es parte del grupo que condena los abusos. En cambio, los adultos son quienes más se resisten a creer la pesadilla de los niños que vivían en el internado clandestino. Una campesina recuerda al sacerdote como alguien bueno y como el único que la ayudó, cuando sus suegros se enfermaron y él los trajo al hospital en su camioneta.
Pero, ayer, la controversia sobre su obra y los comentarios quedaron a un lado. El Juzgado Séptimo Cautelar halló suficientes elementos para sospechar que el cura abusó de los niños y que tras ser suspendido de la Iglesia, además de no tener familia ni domicilio fijo no había nada que lo ate al proceso o le impida interferir en la investigación. José Mamani estuvo acompañado en todo momento por su familia, entre ellos su madre, que ahora es investigada por presunta explotación laboral de un niño, que habría sacado del internado para llevarlo a cuidar ovejas.
kvasquez@lostiempos-bolivia.com
Cura con premios y castigos
Era una rutina que las víctimas se bañen con el cura. Los que se resistían eran relegados del grupo o castigados. El jefe de la división de Trata y Tráfico de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc), Boris Bellido, expresó que el sacerdote premiaba a las víctimas comprándoles ropa, zapatos o dulces.
Pero, en el caso de los adolescentes y jóvenes los premios eran otros. A ellos les prometía prestarles su vehículo: primero una camioneta y después un jeep tipo Rav-4. También, alentaba el consumo de bebidas y no se descarta alguna droga. El libertinaje tocó fondo cuando en una ocasión la chacota acabó en un accidente de tránsito. Cuando el Arzobispado tomó cartas en el asunto en enero transfirió al sacerdote a Itapaya, en el valle bajo. Pero, el cura se llevó a siete de los 16 adolescentes consigo.
MEXICO: Obispo evade ahondar sobre caso de denuncia contra la Diócesis de Tehuacán
“Yo no tengo noticia de esa denuncia” dijo insistente el obispo diocesano, Rodrigo Aguilar Martínez, al ser cuestionado sobre la demanda que se interpuso en Estados Unidos en contra de la Diócesis de Tehuacán, así como del arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera; pero luego el prelado aceptó tener referencia al respecto por los medios de comunicación.
La Jornada de Oriente publicó puntualmente la información sobre la nueva denuncia que pesa en contra de la Diócesis de Tehuacán, en los Ángeles, California, donde se acusa a esta instancia de negligencia, contratación negligente y protección brindada hacia el sacerdote pederasta, Nicolás Aguilar Rivera. La demanda incluye a los cardenales Norberto Rivera Carrera y Roger Mahony.
Ya anteriormente se siguió una demanda en Estados Unidos, que inició Joaquín Aguilar en contra de los mismos acusados y el sacerdote, Nicolás Aguilar, a quien señala de abuso sexual, pero la corte estadounidense se declaró incompetente para actuar.
Para conseguir la declaración de incompetencia en ese caso el actual obispo de Tehuacán, Rodrigo Aguilar Martínez, atestiguó a favor de los acusados y alegó “falta de jurisdicción” para el servicio de comparecencia.
Ahora sobre la nueva demanda que interpuso un hombre de 35 años, quien dice fue atacado sexualmente por el cura Nicolás Aguilar, en 1989, el obispo diocesano, Rodrigo Aguilar Martínez, acotó de inmediato que “no nos ha llegado noticia de esa denuncia”.
¿Pero usted no se ha enterado?
–No me he enterado de esa denuncia, más que por los medios.
¿Y no le dice nada lo que se está publicando?
Bueno pues los medios hablan de una denuncia que yo no tengo noticia de la misma.
¿Se presentaría usted a declarar?
–Pues esperemos la denuncia.
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