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Luís Agüero Wagner
El obispo Fernando Lugo derramó lágrimas de cocodrilo en un acto en recordación de la Pascua Dolorosa de Santa Rosa Misiones, hecho que enlutó a muchas familias de campesinos de las Ligas Agrarias Cristianas (LAC) en 1976.
La hipocresía es digna de destacarse, si se considera que hace pocas semanas concluyó un operativo policíaco-militar de similares características, ordenado por el mismo Fernando Lugo, en el norte del Pais.
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"Queremos mantener viva nuestra memoria histórica, queremos que en la actividad haya muchos jóvenes para que conozcan la historia de persecución y dolor que escribieron nuestros verdugos con la sangre de muchos hermanos campesinos”, acotó Constantino Coronel, ex militante de las LAC y víctima de la dictadura stronista, en relación al acto.
La Pascua Dolorosa es el nombre dado a un despliegue militar de abril de 1976, durante el cual el régimen de Alfredo Stroessner había reprimido a las Ligas Agrarias por considerarla ligada a la OPM (Organización Político Militar). El resultado fueron numerosas muertes.
Bajo la conducción de sanguinarios represores, el operativo se había iniciado en San Juan Bautista de las Misiones, hasta cuya cárcel –Abraham Cue– fueron llevados centenares de campesinos que habitaban compañías y pueblos vecinos. Ocho campesinos fueron ejecutados y muchísimos más fueron transportados en camiones hasta las salas de tortura de Asunción, donde los sometieron a horrorosos vejamenes.
La represión luguista
Persecución, allanamientos, apresamientos ilegales, torturas, violación de derechos humanos, muerte. Es la situación que se vivió en el norte del país tras la militarización dispuesta por el clérigo-presidente Fernando Lugo.
Los habitantes de San Pedro, Concepción y Amambay sufrieron en carne propia lo que significa el compromiso del gobierno de Lugo-PLRA con la defensa de la propiedad privada de los sojeros, de los ganaderos, de las trasnacionales.
“Vamos a ser duros con la aplicación de la ley en defensa de la propiedad privada y en defensa de las inversiones”, había advertido en varias ocasiones Lugo desde que asumió. Lo mismo dijo varias veces su Ministro del Interior, el “progresista” Rafael Filizzola.
Ambos cumplieron a rajatabla su promesa hecha a los ricos y dueños de este país. Ambos incumplieron a rajatabla todas y cada una de las promesas hechas al pueblo trabajador que creyó que con ellos llegaba el cambio verdadero.
Para el lunes 12 de enero el operativo arrojó como saldo el primer muerto en la Colonia Hugua Ñandú, de Concepción: Martín Ocampos Páez, director de la Radio Comunitaria Hugua Ñandú FM, que funciona en una escuela construida por la comunidad.
Martín Ocampos también era miembro del Comité de Productores en formación de esa localidad.
Inmediatamente después sobrevino la serie de denuncias de torturas a los campesinos detenidos, según relato de las víctimas que recogió la Coordinadora de Derechos Humanos de Paraguay (CODEHUPY) a través de su equipo jurídico. Miembros de comunidades cercanas también denunciaron extrema violencia policial-militar-fiscal en las intervenciones que se siguieron desarrollando en forma encubierta, dado que la prensa anticomunista escondió el polvo bajo la alfombra.
Hasta el Obispo de Concepción Zacarías Ortiz y médicos independientes denunciaron que los detenidos por militares, policías y fiscales fueron torturados brutalmente, siendo desgarradores los relatos.
Bárbaro atropello
En Alto Paraná, cerca del km. 30 de la ruta Ciudad del Este a Encarnación, el 24 de febrero de 2009, centenares de policías blandiendo armas de fuego y disparos intimidatorios atropellaron el asentamiento Primavera, establecido hace 4 años, sin ninguna orden judicial, donde moraban y trabajaban alrededor de 100 familias campesinas.
Las fuerzas represivas destruyeron y quemaron viviendas precarias y herramientas de labranza, como en los tiempos de la dictadura terrorista de Stroessner.
La violencia afectó también a los asentamientos Comuneros y Tavapy, establecidos pacíficamente hace tiempo.
El pretexto de la represión, es como siempre “la defensa de la sagrada propiedad privada”, que en este como en otros casos significa la defensa de tierras mal habidas, o de despojos privados de las tierras fiscales que pertenecen a todo nuestro pueblo y especialmente a los campesinos trabajadores.
Operativo Jeroviaha
Aplicando la misma estrategia de la policía política del dictador Stroessner, el gobierno del obispo Fernando Lugo, que ha desatado una guerra contra los campesinos paraguayos, niega que los campesinos sean torturados en San Pedro, o los acusa de ser delincuentes comunes. Las imágenes, cuyo valor supera a las palabras, dicen lo contrario. Ver: http://www.democraticamente.com/judiciales/foto_de_los_restros.html
Es conocido que el Departamento de Investigaciones que dirigía el temible Pastor Coronel, negaba la existencia de torturas, acusaba a los presos políticos de ser delincuentes comunes o directamente afirmaba no conocerlos.
Cuando en Septiembre de 1976 los detenidos por el caso de la OPM que atiborraban el Departamento de Investigaciones fueron trasladados al campo de Concentración de Emboscada, Rodolfo y Benjamín Ramírez Villalba no salieron con vida de Investigaciones. Por alguna razón que no quedó registrada, una orden superior ordenó eliminarlos.
Posteriormente la policía afirmó que los detenidos jamás pasaron por el tenebroso organismo de la represión estronista.
Octavio Rubén González Acosta, detenido en noviembre de 1975, sufrió el mismo destino. En octubre de 1976 Pastor Coronel respondió a un requerimiento de Amnesty International asegurando que González Acosta “no resgistra antecedente en esta Dirección”.
Las conspiraciones y guerrillas que sólo estaban en la imaginación del tenebroso jefe de la policía política estaban a la orden del día, para detener opositores al régimen, como hoy los opulentos sojeros brasiguaos acusan con el dedo en forma atrabiliaria a los dirigentes campesinos que les molestan, para que sean detenidos y torturados en San Pedro por los subordinados del ministro Rafael Filizzola.
Todo el aparato de propaganda de la dictadura: ABC color de Aldo Zucolillo, vinculado al Plan Cóndor y la secta Moon, o Radio Ñandutí, propiedad con la que se quedó el animador de los cumpleaños de Stroessner Humberto Rubín, se mantiene intacto para negar o desviar la atención con respecto a la salvaje represión que convirtió a San Pedro en un gran Abu Ghraib. Y es más, un periodista de ABC color vuela en un helicóptero militar supervisando las batidas militares-policiales que afectan a los líderes campesinos, con una lista de “rebeldes” proveída por sojeros y ganaderos en la mano.
Por una casualidad muy casual, se trata del vástago de un conocído policía de la etapa más sangrienta de la dictadura, Alcibiades Gonzalez Delvalle.
La Prensa oficialista del obispo Fernando Lugo, la misma que hizo de propagandista del dictador Stroessner, ha reemplazado en el “nuevo” Paraguay a la Policía Política.
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